El evangelio de Pablo y el final del Evangelio de Marcos
El evangelio de Pablo y el final del Evangelio de Marcos

El evangelio de Pablo y el final del Evangelio de Marcos

Lectura: 1ª de Corintios 15: 1 al 7

El apóstol Pablo define en breves palabras lo que es para él el evangelio. Al hablar del “evangelio” podemos pensar en el mensaje de proclamación de las buenas nuevas en Jesucristo, pero también podemos pensar en “los evangelios escritos”, los cuatro evangelios que tenemos en las Escrituras como testigos de la vida de nuestro Señor.

Tanto el mensaje del evangelio como “los evangelios” encierran, desde luego, una condición en común; presentar a Cristo muerto y resucitado. En los versículos 1 y 2 (y comienzo del 3) Pablo destaca que el evangelio de salvación que él predicaba es algo que se recibe y se transmite a otros. Pablo recibió información directa del evangelio de otros apóstoles y discípulos de Jesús (Gálatas 1:18 y 19), pero por ser también él mismo un apóstol escogido por Dios recibió revelación directamente de Jesucristo (Gálatas 1: 11 y 12).

Lo cierto es que “el evangelio de Pablo” tiene las mismas características que los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Pablo repetidas veces habla de su evangelio (Romanos 2:16; 16:26; 2Timoteo 2:8). En 1ª de Corintios 15: 3 al 7, vemos algunas características que definen “el evangelio de Pablo” y que están también presentes en los otros cuatro evangelios. Nos habla lo siguiente respecto a Jesús:

1) Su muerte en la cruz (versículo 3).
2) Su resurrección de la tumba (versículo 4).
3) Su aparición comprobable ante muchos discípulos (versículos 5 al 7).
4) Dejó instrucciones específicas (esto se entiende de manera implícita; nunca las apariciones de Cristo resucitado fueran silenciosas como si fuera una fantasma).

Ahora notemos que los cuatro evangelios presentan las mismas cuatro características de las que menciona Pablo respecto a Cristo:

1) Su muerte en la cruz.
Mateo cp. 27 – Marcos cp. 15 – Lucas cp. 23 – Juan cp. 19

2) Su resurrección de la tumba.
Mateo 28: 1 al 10 – Marcos 16: 1 al 8 – Lucas 24: 1 al 8 – Juan 20: 1 al 10)

3) Su aparición comprobable ante muchos discípulos.
Mateo 28: 10, 11 y 12 – Marcos 16: 9, 12 y 14 – Lucas 24: 13 al 35 y 36 al 49 –
Juan cp. 21

4) Dejó instrucciones específicas.
Mateo: 28: 18 al 20 – Marcos 16: 14 al 20 – Lucas 25: 44 al 49 – Juan 21: 15 al 25.

Hemos demostrado que los cuatro evangelios coinciden con la definición del apóstol Pablo de “su evangelio”. Pero queremos hacer foco en el Evangelio de Marcos, que ha sido atacado por la crítica textual, la cual afirma que los versículos 9 al 20 del capítulo 16 son espurios.

Esto 12 versículos nos muestran una parte clave del evangelio, y suprimirlos no solo es una grave ofensa a Dios y al cuerpo total de las Escrituras, sino que también hace que Marcos deje de ser un evangelio en el sentido técnico de la palabra, ya que no cumpliría los principios mencionados.

El problema impugnador del texto crítico

El texto griego de Nestlé-Aland hereda de Westcott y Hort la impugnación de los últimos doce versículos de Marcos. Las Biblias modernas basadas en el Texto Crítico eliminan estos textos directamente, lo sitúan entre paréntesis o agregan notas poniendo en duda su autenticidad. Miles de pastores alrededor del mundo ya han dejado de predicar sobre Marcos 16:9 al 20 (el “final largo” de Marcos), pensando que es lo correcto y más sincero de acuerdo a los supuestos descubrimientos de la crítica textual. Pero esto es una falacia, pues contrario a lo que se supone, no hay miles de manuscritos que impugnarían ese “final largo” del Evangelio de Marcos, sino que todo se resume mayormente a la influencia de solo dos códices; el Códice Sinaítico y el Códice Vaticano. Por supuesto, la abrumadora cantidad de manuscritos de la familia del Textus Receptus contiene Marcos 16:9 al 20. La crítica textual descarta estos manuscritos porque los denomina “tardíos”, es decir menos antiguos que sus códices predilectos. Y para ellos, esto es motivo suficiente para eliminar versículos que la iglesia ha predicado por casi 2.000 años.

El problema teológico de seguir al texto crítico

Todo creyente que siga al Texto Crítico en su afán arqueológico se encontrará tarde o temprano con problemas teológicos (como la doctrina de la preservación, por ejemplo), pero también con la desaparición de textos que son base al cuerpo doctrinal de la Escrituras. ¿Cómo afecta teológicamente la eliminación de Marcos 16:9 al 20 por parte del Texto Crítico? Reveamos los cuatro principios mencionados:

1) Su muerte en la cruz (La lectura crítica de Marcos cp.15 no difiere demasiado de la lectura del Texto Recibido).
2) Su resurrección de la tumba (Marcos 16:1 al 8 no difiere demasiado del Texto Recibido, a no ser por el v. 8, donde el Texto Crítico no tiene el adverbio “rápidamente”; las mujeres… “huyeron rápidamente del sepulcro”).

El problema principal viene aquí:

3) Su aparición comprobable ante muchos discípulos (el Texto Crítico omite la aparición corporal de Jesús a Sus apóstoles u otros discípulos).
4) Dejó instrucciones específicas (al no presentarse a Sus apóstoles, no hay ninguna instrucción específica de Jesús para Su iglesia).

El problema bibliológico del texto crítico

La crítica textual ha mutilado el Evangelio de Marcos haciéndolo diferente al resto de los Evangelios (y al concepto de evangelio de Pablo). El final abrupto del Texto Crítico en el versículo 8 desconcierta a los lectores generando preguntas como:

¿Qué pasó luego con Jesús?
¿Realmente resucitó de forma corporal?
¿Por qué no se apareció de manera fehaciente a Sus discípulos?
¿Se fue de este mundo sin dejar instrucciones?

Obviamente si esto fuera hecho por un escritor secular sería sumamente ilógico y reprochable. ¡Cuánto más para un escritor bíblico inspirado por el Espíritu Santo!
¿Sería el pensamiento de Dios dar un evangelio con un final tan enigmático donde no tuviéramos información de testigos oculares viendo al glorioso Cristo resucitado? ¿O con un Jesús resucitado, pero que no tuvo ninguna instrucción para Su iglesia antes de ir al cielo? Esto sería sumamente extraño.

Definitivamente el Texto Crítico presenta un Evangelio de Marcos que no cumple con las categorías escriturales de lo que debe ser un evangelio.

Mucha gente que estaba en el pasado seducida por los ardides humanos de la crítica textual están hoy despertando a una visión más gloriosa y completa de la doctrina de la preservación de la Palabra de Dios. Están volviendo a la confianza del Texto Recibido griego como la palabra de Dios preservada para el Nuevo Testamento.

No se pueden quitar textos de las Escrituras por meras especulaciones arqueológicas sin que estas afecten teológicamente a otras partes de la misma Escritura. La crítica textual se basa en principios humanísticos y filosofías seculares que atentan contra los principios teológicos de la Palabra de Dios. Y estos frutos están a la vista en la producción de su corrompido texto griego y sus múltiples mutilaciones. El “final corto” de Marcos (como lo denominan ellos) es una evidencia entre muchas de este error.

Porque la sabiduría de este mundo es necedad para con Dios, pues escrito está:
Él prende a los sabios en la astucia de ellos (1ª de Corintios 3:19).