
La Septuaginta: la bendición de Dios en la traducción
El Antiguo Testamento era un libro cerrado para los que estaban fuera de la nación judía. Dios quería que Su pueblo fuera “un reino de sacerdotes, y gente santa” (Éxodo 19:6), donde los pueblos de las naciones pudieran huir para buscar salvación. Las Escrituras en hebreo solo hacían esto más difícil, particularmente mientras se acercaba la venida de Aquel que sería la Luz de los gentiles. El problema de la falta de Escrituras fue resuelto alrededor de 250 a. C. con la aparición de la traducción griega de las Escrituras en hebreo, una traducción conocida por milenios como la Septuaginta.

La Septuaginta: la bendición de Dios en la traducción
El Antiguo Testamento era un libro cerrado para los que estaban fuera de la nación judía. Dios quería que Su pueblo fuera “un reino de sacerdotes, y gente santa” (Éxodo 19:6), donde los pueblos de las naciones pudieran huir para buscar salvación. Las Escrituras en hebreo solo hacían esto más difícil, particularmente mientras se acercaba la venida de Aquel que sería la Luz de los gentiles. El problema de la falta de Escrituras fue resuelto alrededor de 250 a. C. con la aparición de la traducción griega de las Escrituras en hebreo, una traducción conocida por milenios como la Septuaginta.