

¿Por qué algunas versiones bíblicas minimizan la sangre de Cristo?
Puede haber dos causas por la cual en algunas versiones de la Biblia la palabra «sangre» (relacionada con el sacrificio de Cristo) no aparece o es suplantada con otra. Veamos a continuación cuáles son.
La causa textual
Existe un conocido texto de la Biblia donde el Texto Crítico difiere con el Texto Recibido omitiendo «sangre» (en griego αἷμα). Es un texto muy significativo en cuestiones soteriológicas[i].
Colosenses 1:14
Biblias basadas en el Texto Crítico (NVI, LBLA, BTX, DHH etc.)
…en quien tenemos redención, el perdón de pecados.
Biblia Reina Valera – SBT
en quien tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados;
Ireno de Lyon (130-202 d.c) fue uno de los padres de la iglesia temprana que citaba este conocido texto.
Porque la sangre no puede provenir sino de las venas y de la carne, y de todo lo que forma la substancia del hombre, por la cual, habiéndola asumido verdaderamente el Verbo de Dios, nos redimió con su sangre. Como dice el Apóstol: «En él tenemos la redención por su sangre y la remisión de los pecados» (Col 1,14).[ii]
La filosofía de traducción por «Equivalencia Dinámica»
Quizá esta sea la causa por la cual va desapareciendo la palabra «sangre» cada vez más en la nuevas traduciones de la Biblia. Dentro de la rama de la Equivalencia Dinámica existe lo que se denomina Equivalencia Funcional, donde se prioriza aquello que el «receptor» puede llegar a entender del mensaje original. Bajo esta filosofía, algunos comités van a tratar de evitar hablar del «derramamiento de sangre» ya que suponen que el lector destino no está familiarizado con los sacrificios simbólicos del Antiguo Testamento en un contexto judío. Al expresar el sacrificio sustitutivo de Cristo y que nos compró «al precio de sangre» ellos interpretan que la gente no va a asociar «sangre» como medio de salvación, por eso sustiturán «sangre» con frases que hablen del sacrificio y del amor de Dios. Esto destruye el elemento forense que representa la sangre de Cristo: «Sin derramamiento de sangre no hay remisión» (Heb. 9.22).
La posible influencia modernista en las traducciones
A principios del siglo XX se dio lugar al movimiento llamado Modernismo Teológico, donde se atacaban puntos cardinales de la fe cristina como ser: la obra de la expiación, la redención, la encarnación de Cristo, su resurrección etc. Una de las formas en cómo el modernismo vio la expiación se lo denominó: «La teoría de la influencia moral«. Esta teoría presenta el sacrificio de Cristo no como un medio para quitar el pecado, sino como un ejemplo de sacrificio y amor por el pecador. En esta teoría la sangre no tiene el sentido propiciador de aplacar la ira de un Dios justo que castiga el pecado, ni tampoco un valor rendentor de la transacción entre el Padre y el Hijo por el pecador. La Teoría de la Influencia Moral no es más que las antiguas mentiras del siglo XII del monje francés Pedro Abelardo[iii].
Una de las mayores osadías en materia de traducción sería sacar el elemento de la «sangre de Cristo» en un versículo. Sin embargo, ¡muchas versiones modernas de la Biblia lo hacen sin problema alguno! La iglesia evangélica no se da cuenta de los peligros que representan estas versiones y su seudoteología de fondo. Veamos algunos ejemplos:
Romanos 3:25
Reina Valera – SBT
“…a quien Dios ha puesto como propiciación por la fe en su sangre, para demostrar su justicia, a causa de haber pasado por alto los pecados pasados”.
Otras versiones:
La Palabra
“…a quien Dios ha hecho, para quienes creen en su muerte, instrumento de perdón. Así, cuando perdonó los pecados cometidos en el pasado, puso de manifiesto su fuerza salvadora”.
TLA (Traducción en lenguaje actual)
(25-26) “Dios envió a Jesucristo para morir por nosotros. Si confiamos en que Jesús murió por nosotros, Dios nos perdonará. Con esto Dios demuestra que es justo y que, gracias a su paciencia, ahora nos perdona todo lo malo que antes hicimos. Él es justo, y sólo acepta a los que confían en Jesús”.
PDT (Palabra de Dios para todos)
(25-26) “Dios ofreció a Jesucristo para hacer posible, por medio de su muerte, el perdón de los pecados. El perdón se recibe a través de la fe. Él ofreció a Jesucristo como sacrificio para demostrar que él siempre es justo en lo que hace. Lo demostró en el pasado cuando en su paciencia pasó por alto los pecados de muchos, y también ahora al aprobar a todo aquel que confía en Jesús”.
Romanos 5:9
Reina Valera – SBT
“Pues mucho más, estando ahora justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira”.
Otras versiones:
La Palabra
“Pues ahora que, por la muerte de Cristo, Dios nos ha restablecido en su amistad, con mayor razón por el mismo Cristo nos librará del castigo”.
TLA (Traducción en lenguaje actual)
“Si Dios nos declaró inocentes por medio de la muerte de Cristo, con mayor razón, gracias a Cristo, nos librará del castigo final”.
PDT (Palabra de Dios para todos)
“Con mucha más razón ahora, seremos salvos de la ira de Dios porque él nos aprobó por medio de la muerte de Cristo”.
Efesios 2:13
Reina Valera – SBT
“Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo”.
Otras versiones:
La Palabra
“Ahora, en cambio, injertados en Cristo Jesús y gracias a su muerte, ya no están lejos como antes, sino cerca”.
TLA (Traducción en lenguaje actual)
“Pero ahora ustedes, que estaban lejos de Dios, ya han sido acercados a él, pues están unidos a Jesucristo por medio de su muerte en la cruz”.
PDT (Palabra de Dios para todos)
“Pero ahora, unidos a Jesucristo ya no están lejos de Dios porque la muerte de Cristo los acercó a Dios”.
Colosenses 1:20
Reina Valera – SBT
“Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz por medio de él, así lo que está en la tierra como lo que está en los cielos”.
Otras versiones:
La Palabra
“Y por medio de él reconciliar consigo todos los seres: los que están en la tierra y los que están en el cielo, realizando así la paz mediante la muerte de Cristo en la cruz”.
TLA (Traducción en lenguaje actual)
“Por medio de Cristo, Dios hizo que todo el universo volviera a estar en paz con él. Y esto lo hizo posible por medio de la muerte de su Hijo en la cruz”.
1 Juan 1:7
Reina Valera – SBT
“…pero si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado”.
Otras versiones:
La Palabra*
“Pero, si vivimos de acuerdo con la luz, como él vive en la luz, entonces vivimos unidos los unos con los otros y la muerte de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado”.
*Vemos que la versión La Palabra evita el término «sangre» relacionado a Cristo la mayoría de las veces. La excepción es el libro de Hebreos, donde seguramente los traductores no podían optar por otra cosa que «sangre» por el contexto de los sacrificios del Antiguo Testamento.
Conclusión
La sangre de Cristo no es un mero simbolismo del amor de Dios y del sacrificio de su Hijo. No es algo metafórico, sino algo real. La sangre de Cristo fue «el precio» por el cual fuimos comprados para Dios (1 Co 6.20 – 7.23). Es la sangre preciosa como de un cordero sin mancha que nos rescató de nuestro pecado (1 Pe 1. 18 y 19). Por supuesto que esta sangre está asociada a Cristo y Su sacrificio, pero el Espíritu Santo quiso consignar esta palabra «sangre», de manera inequívoca en las Escrituras, trazando conexiones entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, entre la sangre de «los toros y los machos cabríos que no pueden quitar el pecado» (Heb. 10.4) con la «sangre de Cristo» el cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1.29).
Es evidente cómo las versiones que emplean la Equivalencia Dinámica se toman diferentes tipos de «licencias» a la hora de traducir. Más que una traducción del texto es una traición al texto. Judas pecó entregando «sangre inocente» (Mt 27.4); trágicamente las versiones de la Biblia que quitan el elemento de la sangre de Cristo cometen traición textual contra las Santas Escrituras inspiradas por el Espíritu Santo, y provocan una grave distorsión a la doctrina de la salvación en Jesucristo.