No tenemos justificación alguna para asumir que la Biblia contenga ningún tipo de error, en temas de ciencia, de historia o de cualquier otra índole. ¿Dónde comienza la Verdad y termina la falsedad en el registro que nos ofrecen los eruditos racionalistas, y con qué medida de honestidad se podría llamar “la Palabra de Dios” a un registro tan imperfecto y errado? La Biblia no nos enseña nada sobre “grados de inspiración”; nos dice que todo ha sido inspirado.
“Toda Escritura es inspirada divinamente.» (2 Timoteo 3:16)
J. W. BURGON